Cosas sobre ella

foto by: destroyallmonsters

Cada vez que le escribo un e-mail. Cada vez que leo un e-mail suyo. Cada vez que chateamos. Cada vez que intercambiamos más de cuatro palabras me pongo cachondo.

No me dice nada obsceno. Nada provocativo. Nada subido de tono. Sin embargo, su inocencia y su timidez me la ponen dura. Hace que cada vez que hablo con ella me entren ganas de follármela. Aunque estemos hablando del tiempo yo solo la veo sudando entre las sábanas, con mi semen deslizándose triunfalmente sobre su cuerpo. No lo puedo evitar.

Ahora está lejos. Muy lejos. Demasiado lejos. Pero aunque la distancia es grande, sé que cada vez está más cerca de mi. También sé que nunca ocurrirá nada. Sé que mi lengua no recorrerá su paladar. Sé que ella no saboreará mi salado semen. Sé que nunca tendré mi polla dentro de ella. Pero tenerla cerca, pensar que existe una remota posibilidad, me pone a 100. Hace que me sienta mejor. Hace que sea mejor. Que me supere. Y al final saborearé sus pezones. Y le tiraré del pelo mientras me pide más. Y sudará. Y sudaré. Y nos fundiremos en un baño de jugos corporales salados y dulzones. Y quizá, tan solo quizá, repitamos.