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28 noviembre 2006

La espera de la Nintendo Wii

Apenas quedan 11 días para que la Wii llegue a España. Desde hace tiempo que en todos los Centro Mail que tengo cerca, ya no hacen reservas para el día de lanzamiento. Las reservas las hacen para la segunda tanda de consolas que reciban, que tienen previsto para el día veintitantos.

En Media Markt no hacen reservas. En Carrefour o Eroski, tampoco. Según dicen en todos estos sitios el problema es que no tienen ni idea de las que van a recibir. Así que no se cogen los dedos.

La consola está creando bastante expectación. Esto unido a las informaciones que preveen el insuficiente número de consolas en nuestro país y a mis especulaciones sobre los problemas de distribución que va a haber con los dos días festivos que tiene esa misma semana, me hacen temer lo peor.

Así que el sábado 9 me levantaré temprano y a las nueve de la mañana estaré en la puerta del Carrefour de mi ciudad. Si allí no la encuentro me iré a Media Markt, que abren a las 10. Y si no, pues recorreré un par de Carrefours y Eroskis que me pillan más o menos cerca.

Esta fiebre por conseguir una Wii el primer día de venta es simple y llanamente que no me fío de encontrar una en los próximos días. Por los problemas de distribución que he mencionado antes y por que la semana del 11 voy a tener en el trabajo un lío padre, seguidas de mis merecidas vacaciones las dos semanas siguientes. Y coño, que no me quiero quedar sin mi Wii en las vacaciones.

Al final se me irá una pasta. La consola ya son 245€. A esto se le suman los 50€ del juego 'Wii Play', que viene con un segundo mando, otros 20€ del segundo nunchaku, otros 60€ por el juego de Zelda y otros 70€ por otro juego más que bien será el 'Call of Duty 3' o el 'Red Steel' (jodida decisión). En total 445€ que se van del ala... Si a esto le sumamos los 320€ que me costó la PSP con la memory stick y un par de juegos y todos los juegos que me he ido comprando luego de la PlayStation 2, pues me puedo dar con un canto en los dientes del dineral que me he gastado este año en mis caprichitos consoleros.

27 noviembre 2006

El sábado la volví a ver

El sábado la volví a ver. Estaba en el hipermercado del centro comercial de mi ciudad. Iba con mi novia y con mi hija. Mi novia se quedó en echando un vistazo a la sección de juguetes. Yo avancé y fui a la sección de imagen y sonido, empujando el cochecito de mi hija.

Justo al pasar de largo de una de las estanterías, ella aparece por el otro lado. Yo apenas la veo con el rabillo del ojo. Me paro. Apenas tomo aire y vuelvo a asomarme. Ella no me ve. "Hola Laura" le digo. Habrán pasado unos 4 años desde la última vez que la vi y mi saludo es "Hola Laura". Soy todo un caso. Ella me mira. Me mira con la misma cara que me imagino que se me pone a mi cuando veo a alguien y disimulo que lo he visto, pero me acaban saludando. Mientra ella me saluda aparece un maromo detrás suya. Él me saca una cabeza. Yo se la saco a ella. Mientras me adelanto para darle un par de besos me imagino que sentirá él cuando ella se pone de puntillas para besarle. Me dan ganas de darle un fuerte abrazo, pero mis pensamientos bloquean más aún mis funciones motrices, haciendo que todo pase demasiado rápido.

Le hago un par de preguntas estúpidas. ¿Que tal te va? ¿Que haces ahora?. Cuando ella me lo pregunta a mi le señalo a mi hija. Ella mira el carro y apenas dice un "Que tranquila". No hay emoción en sus palabras. No hay sorpresa, curiosidad, asombro, ignorancia, odio, amor, ingenuidad ni nada de nada en sus palabras. Responde mecánicamente. Apenas sin vida.

La conversación apenas se alarga otros tres o cuatro tópicos más. Yo espero una pausa en la conversación para tomar un poco de aire y tranquilizarme, porque estoy muy nervioso. Espero tranquilizarme para poder pensar en alguna pregunta más interesante, preguntarle y mandarle recuerdos a su familia y cosas por el estilo. Pero ella aprovecha la mínima pausa en la conversación para señalar que se marchan a seguir comprando. Yo le digo adiós. Ella se despide, se da media vuelta y se aleja.

Me quedo dando vueltas por el centro comercial, lamentándome de no haber podido mantener una conversación algo más interesante con ella. Lamentándome de su fría reacción. Lamentándome del torpe y nervioso reencuentro. Preguntándome si la incomodidad que parecía sentir ella era provocada por las ganas de volver a verme o por el disgusto de haberme detenido a saludarla.

Sea como fuere, la volví a ver y, como me prometí la vez anterior que la vi y agaché la vista para no saludarla, esta vez lo hice. Aunque el resultado no fue nada satisfactorio.

20 noviembre 2006

Conversaciones a la luz de las farolas

foto original by Nlr4

Hoy estoy muerto. Mi cerebro está totalmente paralizado y apenas mantiene las constantes mínimas necesarias para mantenerme vivo. La razón, muy sencilla. Ayer me pasé casi toda la noche hablando con mi amiga especial.

Vino a casa a media tarde. Vino sola. Su marido está fuera de la ciudad. Nos pusimos al día hasta de nuestras cosillas hasta la hora de la cena. Cenamos cuatro tonterías. Después nos tiramos en la alfombra de casa y seguimos charlando. Pero yo ya había sacado del congelador la botella de orujo. Un par de caliches ya habían caído y la conversación pasó a ser mucho más personal, concreta y divertida. Otro par de caliches más y todo fue como la seda. Nos abrimos y hablamos de forma franca y sin tabúes de por medio.

Las horas pasaban y sin darnos cuenta ya eran las dos de la mañana. Mientras mi novia se iba a dormir yo me fui a acompañar a mi amiga a su coche. Por el camino fuimos charlando y ya en su coche continuamos hasta las tres de la mañana. Estábamos allí plantados, mirándonos a los ojos, hablando de nosotros, desnudando nuestros "yoes" con las palabras, a la luz de las farolas.

Y es que disfruto estando con ella. Disfruto observándola, porque es una chica preciosa, con unos ojos que enamoran. Disfruto escuchándola, porque es sincera en lo que dice y no tiene miedo de hablar de ella misma y de sus sentimientos. Disfruto hablándole, porque ella me escucha y me atiende y hace un esfuerzo por entenderme.

Estábamos allí, bajo las farolas. Con algún coche solitario pasando muy de vez en cuando a nuestro lado, despidiéndonos tres o cuatro veces y volviendo a la conversación otras tantas. En una de las despedidas, la que parecía definitiva, ella me abrazó. Me dio uno de sus abrazos que me hacen sentir tan bien. Me estrechó fuerte con sus dos brazos. Aplastó sus tetas contra mi pecho. Me susurraba cosas dulces al oído.

Cuando nos separamos para darnos dos besos me di cuenta que ella se humedeció los labios y entornaba los ojos y ladeaba la cabeza, al igual que estaba haciendo yo. Sin darnos cuenta estábamos continuando la evolución lógica de la velada, que era acabar la noche con un tremendo beso. Pero no lo hicimos. Los dos nos dimos cuenta, casi simultáneamente de lo que estábamos haciendo e inmediatamente nos detuvimos y nos dimos los dos besos que se terciaban.

Pero los dos nos habíamos quedado insatisfechos. Los dos sabíamos que algo faltaba, que la velada no podía acabar así. Por lo que buscamos e intentamos volver a reproducir la situación. Continuamos la charla y al cabo de un rato volvimos a despedirnos, volvimos a fundirnos en un abrazo excepcional, pero la magia de ese otro momento ya no estaba, así que acabamos marchándonos cada uno por su lado.

Quizá todo esto no haya sido más que una ilusión mía. Puede ser que ella no sintiera nada de lo que aseguro que sintió. Pero pondría la mano en el fuego que así fue. Porque lo leía en sus ojos, al igual que había leído otras muchas cosas en sus ojos anteriores a esa y siempre había tenido razón.

Aún así, me quedo con ese momento tan especial que tuvimos. Ese momento en el que yo me moría por mordisquear su boca. Ese momento en el que bajo la luz de las farolas solo estábamos ella y yo, mirándonos, hablándonos y sintiéndonos el uno al otro.

17 noviembre 2006

Sake

Quizá sea que estoy hasta el culo de sake, ya que me he tomado unos cuantos calichazos de sake en la comida en el restaurante japonés donde he comido hoy, pero el caso es que hoy me dan ganas de gritar verdades como puños.

De las 100 verdades que diría a gritos en este preciso momento, 99 serían referidas a querer tirarme a alguna chica. Lo cual me plantea la duda existencial de si es que estoy muy salido o que es lo que carajo pasa por mi mente.

Me follaría a una de las dos únicas chicas que considero como amigas. Me follaría a mi jefa en el trabajo, que no se si es porque es la jefa, pero me atrae mucho. Me follaría a la de recursos humanos (uff como me pone esa tía con ese rollo tontito infantiloide que se trae). Me follaría a otras dos compañeras que son lesbianas y forman pareja (cada una tiene su puntito, una más rollo tío, bastante planita y espigada, la otra muy guapa más entradita en carnes y con dos tetas impresionantes). Me follaría a, como mínimo, otras tres compañeras del curro. Me follaría a la camarera del bar donde voy, que aunque no es muy guapa, tiene un morbazo que tira de espaldas. Me follaría a su compañera, que es un autentico bomboncito, pero que a pesar de estar tan buena no me llama nada la atención (aunque hoy haría una excepción). Me follaría a mi vecina del primer piso, que está divorciada y es bastante pava, pero da la impresión de necesitar un buen polvazo. Me follaría a la mujer de mi hermano, que siempre me ha puesto a 100. Me follaría a mis otras dos cuñadas "postizas" porque una está muy buena y la otra tiene mucho morbo. Por follar, me follaría hasta a mi novia.

Con lo larguísima que es la lista, lo que no me explico es que ninguna de estas tías me haya pedido hoy que me la follara. Bueno, todavía queda mucho día por delante.

Sueño Húmedo

Esta noche me he corrido en la cama. Cuando me he despertado me he dado cuenta que me había corrido. No hacía mucho tiempo, porque todavía tenía los calzoncillos mojados por el semen. No es la primera vez que me pasa. Pero sí que es la primera vez que me pasa así, sin darme cuenta. Las otras veces que me ha pasado siempre he recordado el sueño, lo he tenido presente, lo he vivido. Pero hoy ni siquiera. Únicamente ha sido una expulsión de fluidos de mi cuerpo.

En las anteriores ocasiones que me ha pasado, los sueños que acompañaban la corrida eran increíblemente sugerentes. Normalmente incorporaban situaciones recientes vividas, situaciones con cierta carga sexual, pero que extrapoladas en mi propia imaginación y sin ningún límite ni vergüenza ni pudor, alcanzaban unas cotas de perversión que ni mi imaginación consciente era capaz de igualar.

La excitación que alcanzaba con mis sueños húmedos era tal, que cuando era preadolescente, pasaba semanas sin masturbarme, esperando que una de esas noches llegara la tan ansiada fantasía. Pero normalmente no llegaba. Mas adelante, con el paso de los años, empecé a sentir mucha vergüenza de mis sueños eróticos, ya que dejaban un rastro difícil de disimular. Es semen coagulado se hacia pequeñas bolitas en las sábanas de mi cama que eran complicadas de eliminar para un crío somnoliento a las tantas de la madrugada.

Luego, bastantes años más tarde, cuando ya empecé a tener relaciones sexuales, los sueños continuaban con su frecuencia habitual, quizás unos dos o tres al año, pero provocando una extraña sensación en mi que hacía que me despertara justo en el último momento, justo cuando el cerebro va a mandar la última señal a los testiculos para que se produzca la eyaculación. El resultado era que me despertaba con una excitación enorme que debía solucionar yo solito en el aseo de casa.

El caso es que en los últimos 4 años, apenas se había producido este fenómeno. Quizá me ocurrió otra vez hace tiempo. No lo puedo decir con exactitud. Lo que sí que puedo decir es que esta noche me he corrido y lo que me jode es que no tengo ni idea de que es lo que ha hecho que mojara mis calzoncillos.

13 noviembre 2006

Media Markt

Es sábado estuve en Media Markt. Me cago en la leche de la gente que había. No se exactamente el porque, pero estaba llenísimo. Cuando voy, suelo hacerlo a la hora de comer, para evitar aglomeraciones. Pero este sábado no conseguí evitarla.

Parece ser que estaban de aniversario. Aunque en la propaganda no encontré ninguna oferta realmente espectacular para conseguir aborregar a tanta gente al mismo tiempo. Al final, después de esquivar a mucha gente me hice con 12 DVD's, que era a por lo que había ido y dejé pasar la oportunidad de hacerme con una Nindendo DS.

Los DVD's fueron:

1997 Rescate en Nueva York
El Show de Truman
Johnny Mnemonic
Carrie
Paycheck
Amor a Quemarropa
El Señor de los Anillos (la de Bakshi)
Amelie
Jovenes Prodigiosos
Cube
El Secreto de la Piramide
Starman

Y si no hubiera sido por la aglomeración me hubiera llevado algunos más que no vi en la primera pasada que hice, pero que sabía que estaban a buenos precios como 'Las Colinas Tienen Ojos' (la clásica), 'El Maquinista', 'Mad Max' u 'Ocean's Twelve'. Pero bueno, 81 euros en películas no está mal.

Otra que dejé pasar es el pack de las películas de Fumanchú. Que aunque pagar 40 euros por 5 películas no está del todo mal, enseguida se relega a puestos secundarios en mi lista de prioridades de compra.

Cuando ya salía vi tres contenedores metálicos llenos de packs con la Nintendo DS, un juego y un paquete de accesorios. Y todo al precio que suele marcar la DS, 145 euros. Tengo que decir que me gusta mucho esta consola. La forma de jugar es muy divertida y he disfrutado mucho las pocas veces en las que alguien me la ha prestado escasos minutos. El único problema es que no tengo mucho tiempo libre para poder jugar y enseguida me canso de la mayoría de los juegos. Así que gastarme 40, 50 o 60 euros en un juego al que apenas voy a jugar, pues me parece un poco excesivo. Sin embargo, a mi novia no le vendría del todo mal tener una de estas consolas, ya que dispone de algo más de tiempo para poder utilizarla. Así que procedí al intento de convencerla para que se la comprara ella, y así poder utilizarla yo de vez en cuando sin el remordimiento de haber realizado la compra para mi. La tenía ya en el bote, cuando mi conciencia empezó a funcionar y me fastidió la compra, quizá en un intento de "blindar" la futura compra de la Wii, ¡¡porque esa sí que no se escapa!!

07 noviembre 2006

Saw y Saw II

Este fin de semana he visto 'Saw II'. Hace un par de semanas vi la primera parte. Las dos me parecen bastante malas. No comprendo como han podido mover a tanta gente, como para que las llamen películas de culto.

Para empezar, no se si se trata de una película o de un videoclip. Con esos planos rápidos. Con esos flashes tan agobiantes. Comprendo lo que se quiere conseguir con todos esos trucos y toda esa parafernalia, pero ¿de verdad es necesario que a uno le moleste mirar hacia la pantalla con el fin de crear "mal rollo"? Y ojo, que no estoy hablando de casquería ni sangre ni planos desagradables. Estoy hablando de cámaras con "parkinson", de editores que creen estar jugando al 'Simon' y actores con ganas de enseñar el buen trabajo que hace su dentista con sus encías.

Y por que ese regodeo al final de la segunda parte con toda la primera. No es necesario ver la 'Saw', viendo en final de la segunda, ya tienes bastante.

Pero lo que menos me gusta es la sensación de engaño que te da la película. ¿De verdad se está muriendo de cáncer? ¿Y puede aguantar seis horas tirado en el suelo, haciéndose el muerto sin que los otros dos se enteren? ¿Y tiene que buscar planes tan extremadamente complejos para que la gente se redima de su conducta?

Creo que 'Seven' es una magnífica película. Realmente buena. Pero también creo que ha hecho mucho daño a toda una serie de películas que podrían estar bastante bien.

Sueño

Hoy he vuelto a soñar con Laura. Hacía tiempo que no lo hacía. Bueno, quizá no tanto. El caso es que hoy ha vuelto.

Ha sido un sueño largo, sin interrupciones, sin molestias. Estábamos en el teatro. En la misma fila a unos pocos asientos de distancia. Durante la función nos miramos. Nos saludamos. Cuando todo acaba me acerco a ella. Comenzamos a charlar muy amigablemente. Vamos a su casa. Pero su casa es el teatro. Así que nos sentamos en el suelo y continuamos hablando. No recuerdo la conversación. Pero recuerdo la paz, la serenidad, la tranquilidad. Recuerdo su sonrisa (cuanto tiempo sin sentirla). Recuerdo su pelo. Recuerdo sus ojos... Cuando ya me marchaba su novio-marido-pareja se incorpora. Estaba durmiendo entre nosotros. Me da la sensación que es simpático. Me da la sensación que la cuida bien y que son felices. Yo ya me marcho y cuando me voy a despedir de ella me despierto.

No entiendo de sueños. De hecho no creo la mayoría signifique gran cosa. Pero en este veo detalles sorprendentes. Veo reflejada nuestra pasión por el teatro. La misma pasión que un día nos unió. Veo reflejada mi sensación de alejamiento, no solo de su persona, si no también de su personalidad que ha cambiado. Veo que todavía la quiero. Veo que ya habrá rehecho su vida y que será feliz sin mi, aunque al egoísta que hay en mi eso le joda. Pero sobretodo veo que me sigue martirizando lo único mal (creo) que hice en nuestra relación, la "despedida". Y es que cuando cortamos me porté bastante mal, no supe encajarlo y me porté como un crío. Primero con lloriqueos que no llevaban a ningún sitio. Y después intentando ligarme a una de sus amigas, la cual no me interesaba lo más mínimo. No me comporté como debiera y eso me jode.

Pero ahora no puedo hacer nada. Los errores del pasado se quedan marcados a fuego y es imposible redimirse de ellos. Se pueden intentar olvidar y se pueden compensar, pero la marca de ellos siempre te acompaña. Yo, hice lo que hice. Por unas razones justificadas o no, no lo se ni tan siquiera yo. Lo único que espero, es que si alguna vez se acuerda ella de mi, sepa valorar todo lo que fui, y que no se quede con ese amargo sabor que le dejé.

Por cierto, tener un sueño de una ex-novia de hace cuatro años y medio, dedicarle la mayoría de los post de este blog y seguir reviviendo una y otra vez los momentos pasados con ella, ¿indica que estoy mal de la cabeza o que la quise/quiero/querré como a nadie?